Este pequeño templo construido en sillarejo muestra en el interior una cabecera cuadrada, arco triunfal de medio punto, nave cubierta con madera a dos aguas y coro alto a los pies. En la cabecera cubierta con bóveda de cañón es donde encontramos las pinturas murales, en este caso no se aprecian rocallas, elementos más característicos en este periodo, se trata de un tema vegetal estilizado más próximo a los rameados contrarreformistas.
En el presbiterio se sitúa un retablo barroco de tipología rococó policromado, de 1760. El ensamblador procedía de Cudeyo y se llamaba Joaquín González de las Cavadas. Este retablo se contrató a la vez que el de la iglesia de San Jorge en Ledantes, siendo sufragado a expensas de la duquesa del Infantado y marquesa de Santillana, como patrona de estas iglesias. También consta documentado el dorador de ambos retablos, el pintor de Casar de Periedo, José Gutiérrez de la Reguera.